Los hermanos Oslé, Llucià (1880-1951) y Miquel (1879-1960), empezaron frecuentando el taller de Josep Llimona; más tarde ingresaron en la Llotja de Barcelona y fueron discípulos del escultor Josep Montserrat. En un principio trabajaron de forma separada, pero el camino paralelo que siguieron sus carreras los llevó a producir obras conjuntamente.
Llucià recibió muchas menciones honoríficas y premios en diversas exposiciones de bellas artes y llegó a ser muy popular en Estados Unidos. También cultivó de forma esporádica la escultura humorística y fue profesor de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi.
Miquel, con la misma formación que su hermano, trabajó para la Fundición Masriera i Campins haciendo trabajos decorativos y estudió en diversas academias privadas para después viajar fuera de Cataluña.
Fue el crítico R. Casellas quien los dio a conocer en sus inicios. Las primeras piezas que realizaron responden a una temática social -figuras de obreros o trabajadores- y adoptaron la estética modernista en lo que se refiere a los aspectos formales. En su última etapa se decantaron por un arte más monumental que les hizo perder protagonismo en el mundo artístico.
Algunas de las obras de estos hermanos en Barcelona son los relieves del Monument a Jacint Verdaguer (Monumento a Jacint Verdaguer, 1914; plaza de Jacint Verdaguer), proyectado por J.M. Pericas; las esculturas Treball (Trabajo) y Saviesa (Sabiduría), Llucià y Miquel, respectivamente, 1928-1929, de los grupos escultóricos de la fuente de la plaza de Catalunya; las esculturas de la fuente de la plaza de Espanya, y el monumento a Eusebi Gu?ell en la Colònia Gu?ell (1890; Claudi Gu?ell, s/n, Santa Coloma de Cervelló), entre otras. También se pueden encontrar muchas de sus obras en otras ciudades de España.