Se formó con artistas tarraconenses como Ballvé o el escultor Janés y, posteriormente, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, la Llotja.
En 1885 viajó a París, donde no consiguió mucho éxito y pasó dificultades económicas. Poco después, en 1897, realizó una estancia en Madrid. Se considera que la obra de este autor es precursora del postmodernismo, y, a pesar de vivir en el periodo de eclosión del Modernismo y tener relación con algunos de los artistas más representativos del movimiento, como el pintor S. Rusiñol, que conoció en Tarragona y con el que se reencontró en París, se aisló sin integrarse en ninguno de los grupos existentes. En 1907 conoció al arquitecto A. Gaudí, quien lo incorporó a su obrador para elaborar los moldes de las esculturas. A partir de aquel momento empezó a colaborar en diversas obras del arquitecto, como la Pedrera (1906-1910; paseo de Gràcia, 92 - Provença, 261-265), y en la decoración de la fachada del Nacimiento del templo de la Sagrada Familia.
Su obra más conocida es Els degenerats (Los degenerados, 1891-1907; fondo MNAC, y una réplica en la Casa-Museo Gaudí, Park Güell), donde trata un tema recurrente en su obra, la miseria de la condición humana, con una importante carga expresionista.