En Barcelona, adonde se había trasladado su familia, empezó de muy pequeño a estudiar música, concretamente piano.
Al poco de llegar a la ciudad conoció a L. Millet, con quien, en 1891, fundó el Orfeó Català (entidad coral). A partir de aquel momento armonizó, para coro, diversas canciones populares catalanas, como Els Segadors (Los Segadores) y compuso L´Emigrant (El Emigrante). Su producción musical lo convirtió en un personaje muy popular y de éxito y, al mismo tiempo, en un intelectual destacado entre sus contemporáneos.
Fue un asiduo de las tertulias de los cafés barceloneses, donde conoció a Picasso, I. Nonell, R. Casas o E. Morera, entre otros, y también se relacionó con otros artistas representantes del Modernismo, como J. Puig i Cadafalch o L. Domènech i Montaner.
En 1897 se trasladó a Madrid, donde prácticamente desarrolló toda su carrera pero sin desvincularse nunca de la ciudad de Barcelona. Estrenó varias zarzuelas y óperas con gran éxito, como, por ejemplo, Lola Montes (1902) o Bohemios (1904). Poco tiempo después se convirtió en empresario de tres teatros de Madrid, Zarzuela, Cómico y Eslava, donde estrenó sus piezas. Paralelamente, a partir de 1922, compaginó la tarea de compositor con la de profesor en el Conservatorio de Música de Madrid. En los años siguientes emprendió una gira por Sudamérica, en la que consiguió un gran éxito.
A su regreso, primero a Barcelona y después a Madrid, su música se volvió más íntima y mediterránea, en contraste con la que había compuesto hasta aquel momento, de carácter más popular y dramático.