Se formó en la Llotja como pintor, pero él mismo reconoció que los espectáculos del Teatro del Liceo despertaron su interés por la escenografía. Entró a hacer prácticas en el Teatro Odeón (Hospital, 45; desaparecido), donde trabajaba el escenógrafo Marià Carreras. Poco después empezó a colaborar con Joan Ballester y, cuando éste falleció, con F. Soler i Rovirosa. Creó diversas escenografías para el Gran Teatro del Liceo, como, por ejemplo, la de Lohengrin (1909, Institut del Teatre de Barcelona).
Era un hombre de fuerte personalidad que destacó en su profesión por la composición y la técnica del dibujo.
En 1880 se marchó a Nueva York para encargarse de la escenografía de un espectáculo y, al volver, trabajó para todos los teatros de Barcelona. También trabajó para diversos teatros de Madrid y de otras ciudades españolas.