Se formó en la Llotja de Barcelona, donde fue discípulo de Joan Roig. Muy pronto montó su propio taller y lo convirtió en un centro de reuniones de artistas modernistas y amigos, como R. Casas o S. Rusiñol, con los que expuso.
En 1889, después de colaborar en la Exposición Universal de Barcelona, se marchó a París para ampliar sus estudios con el escultor Henri Chapu y también en la Academia Julien.
Su producción escultórica muestra piezas enraizadas en un cierto academicismo y otras que resultan características del Modernismo, sobre todo en los monumentos funerarios, los cuales presentan muchas figuras femeninas desnudas, que acostumbran a tener rostros melancólicos y posturas de abandono, como, por ejemplo, Eva (1904; fondo MNAC). También esculpía figuras en las que trataba temas sociales.
Él mismo reconoció su obra Memento homo! (1900; Cementerio de Montjuïc, Mare de Déu de Port, 56-58) como la más lograda de su producción.