Estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, donde coincidió con J. Alsina i Arús, A. Ruiz i Casamitjana y J. Granell, entre otros.
En los primeros años de su carrera estuvo vinculado a la figura de A. Gaudí, ya que comenzó como ayudante en el taller de este arquitecto hasta 1900 y, a partir de aquel año, como colaborador fijo, participando en los proyectos de la Torre de Bellesguard (1900-1902; Bellesguard, 20), la Casa Calvet (1898-1900; Casp, 48), las viviendas de la Colònia Güell (1890; Claudi Güell, s/n, Santa Coloma de Cervelló) y el templo de la Sagrada Familia (1882; inacabado).
Cuando la relación se enfrió, empezó a trabajar de forma individual proyectando edificios, en los que intentaba utilizar un lenguaje más personal, con la aplicación de estilos y tipologías variados. Con diferentes obras ganó en varias ocasiones el premio que el Ayuntamiento de Barcelona otorgaba anualmente a los mejores edificios construidos.
Algunas de sus construcciones más destacadas muestran la influencia gaudiniana, como la Casa Golferichs (1901; Gran Via de les Corts Catalanes, 491) y la Casa Roviralta, conocida como El Frare Blanc (El Fraile Blanco, 1903-1913; avenida del Tibidabo, 31). En cambio, obras posteriores son el ejemplo de una tendencia a la construcción de edificios más monumentales y académicos.
En 1906 entró como arquitecto en los servicios técnicos de la Diputación Provincial y se fue dedicando cada vez más a escribir sobre teoría arquitectónica, bastante centrada en la figura de A. Gaudí, pero basándose en todos sus conocimientos teóricos y técnicos sobre construcción. Estuvo vinculado a la política catalana formando parte de las listas electorales de las elecciones municipales para la Lliga Regionalista de 1905 y, más tarde, como concejal.
Al final de su carrera se dedicó a la restauración y rehabilitación, como, por ejemplo, en el edificio del Palau de la Generalitat de Cataluña (1923-1929).
Su producción se extiende a otros lugares, como Zaragoza, las Islas Baleares o Gijón.