Era miembro de una familia relacionada con el mundo de la construcción: su tío Pere Bassegoda era contratista y maestro de obras, y su hermano Joaquim Bassegoda también era arquitecto.
La producción arquitectónica de este autor está marcada por la aplicación ornamental de elementos del Art Nouveau y, por tanto, se engloba en el Modernismo. Sin embargo, como crítico, su actitud era mucho más conservadora y no se identificaba con el nuevo estilo.
Trabajó a menudo en colaboración con su hermano Joaquim, como, por ejemplo, en las casas Antoni Rocamora (1917; paseo de Gràcia 6, 8-10 y 12-14), edificios que llamaban la atención por sus grandes dimensiones. Asimismo, trabajó como arquitecto municipal de Premià de Dalt y su producción no se limitó a Barcelona, sino que se extendió a otras comarcas de Cataluña.
Fue el diseñador de las placas con las que el Ayuntamiento de Barcelona premiaba cada año el mejor edificio y la mejor decoración de establecimientos.
Destacó también como crítico de arte colaborando en varias revistas, como La Renaixença o L'Avenç; fundó con su hermano médico y poeta la revista La II·lustració Catalana y trabajó en periódicos como La Vanguardia y el Diari de Barcelona.
Como literato, participó en varias ocasiones en los Juegos Florales y fue premiado en alguna de ellas. Realizó una breve incursión en el mundo político durante los años 1890-95.