Dibujante de formación autodidacta, se lo puede considerar uno de los renovadores de la caricatura, sobre todo la política, con mucha personalidad y un estilo propio basado en la distorsión de las formas.
En Barcelona comenzó a trabajar en el periódico La Tribuna, donde tuvo mucho éxito, y en las revistas Cu-cut! y Picarol, entre otras. En 1908 se marchó a América, donde trabajó en Nueva York, México y Cuba, y a su regreso, en 1912, se fue a vivir durante un tiempo a Madrid, donde colaboró en las revistas El Sol y Espanya. Más tarde colaboró en la revista Le Rire de París y en la alemana Simplicissimus.
También realizó alguna incursión en el ámbito de la decoración de interiores.