Hijo de Frederic Masriera (véase Casa Masriera i Campins), empezó trabajando en el taller de su padre como proyectista y amplió su formación en la Escuela de Artes Decorativas de París. Al volver Barcelona se encargó de la dirección artística del negocio familiar. Él mismo realizó la decoración de la tienda de la empresa. En 1906 se marchó a Buenos Aires, donde vivió unos años ejerciendo como profesor de dibujo y, en 1911, gracias a una pensión, se trasladó a Francia y Bélgica para estudiar dibujo.
Aparte de dedicarse al mundo del metal, trabajó como decorador en el diseño de muebles, mosaicos y hierros, mediante la técnica del pirograbado con aplicaciones de metal y otros materiales, actividad que nos permite considerarlo un diseñador industrial.