Se inscribió en la Llotja de Barcelona, pero dejó las clases justo cuando las había comenzado. Presentó su primera obra en la Exposición Nacional de Artes Industriales de Barcelona de 1892 y, en 1897, se marchó a París junto con su amigo pintor I. Nonell, con el que formó parte del grupo de la Colla del Safrà (Grupo del Azafrán). En la ciudad francesa recibió la influencia de los pintores impresionistas, que es evidente en obras como Interior de music-hall (1897; fondo MNAC) o La toilette (hacia 1903; fondo MNAC). Poco antes había participado en la exposición Quinzième Exposition des Peintres Impressionistes con obras de temas folclóricos españoles utilizanto la técnica de los impresionistas.
Recibió el apoyo del marchante de arte Durand-Ruel, quien lo promocionó en Nueva York montándole una exposición en 1902 que tuvo mucho éxito. Por recomendación del marchante, realizó un viaje por España, concretamente a Sevilla, Madrid y Granada, que le permitió conocer a los pintores españoles, los cuales le influyeron sobre todo en el tratamiento del color y la luz. Finalmente, en 1906, a pesar de disfrutar todavía de mucho éxito en París, donde también estaba Picasso, con el que le unía una buena amistad, volvió a Barcelona. Algunas de las obras de su estancia en la capital francesa son Cafè Concert (1903; fondo MNAC) o Al bar (En el bar, 1910; fondo MNAC). A partir de su vuelta, abandonó su temática folclórica para realizar, sobre todo retratos, con los que consiguió mucho éxito.
Poco después, en 1910 -y hasta 1926-, tendió hacia los nuevos planteamientos estéticos del Novecentismo y fue uno de los fundadores y el presidente de la sociedad Les Arts i els Artistes, que reunía a una serie de artistas de esta nueva corriente.
Al final de su trayectoria, cultivó, aparte de la pintura, el cartel y el grabado.