Comenzó su formación con el pintor Simó Gòmez y, al acabar, se marchó a París, donde estudió durante cinco años en el taller de Raphel Collin, pintor idealista. En la capital francesa conoció la obra de otros artistas simbolistas franceses, así como la de los prerrafaelitas.
A su vuelta se convirtió en el representante del simbolismo modernista, sobre todo en los últimos años del siglo XIX, hacia 1896, con obras que representan figuras femeninas, a modo de ninfas, en actitud melancólica y rodeadas de una atmósfera neblinosa, como, por ejemplo, Nimfes del capvespre (Ninfas del atardecer, 1899; Museo de Bellas Artes de Olot); unas obras por las que se le conocerá como el "pintor de hadas". Su obra más destacada, y la más representativa de su producción, es Somni (Sueño, 1905; fondo MNAC), muy vinculada a los prerrafaelitas ingleses.
Como crítico, publicó varios escritos en la revista Joventut.