Es uno de los escultores más representativos del Modernismo y colaboró en los edificios más significativos del movimiento.
Comenzó a estudiar dibujo con Josep Berga i Boix y escultura en el taller El Arte Cristiano de Olot, dirigido por los hermanos Vayreda. Más tarde, en 1888, amplió sus estudios pensionado en París -donde fue discípulo de Henri Chapu-, y la estancia en esta ciudad lo llevó a cambiar de concepto, tanto por la influencia de la obra de Rodin como por la de Meunier.
Expuso por primera vez en Barcelona en 1891 con dos obras de pequeñas dimensiones: en una de ellas, Flor boscana (fondo MNAC), ya se pueden apreciar elementos modernistas, como la suavidad del modelado y las facciones. Els primers freds (Los primeros fríos, 1892; fondo MNAC), ganó la primera medalla en la exposición de Madrid de 1892. Esta obra de su etapa de formación muestra el trabajo detallista de las figuras en un tema que se puede enmarcar en el anecdotismo.
Poco después viajó a Roma y su obra se tornó aún más simbolista. Al volver, en 1894, se marchó de nuevo a París, donde intensificó su actividad con exposiciones individuales y donde ganó medallas en diferentes certámenes y exposiciones, como, por ejemplo, en la Exposición Universal de 1900. Una obra representativa de esta etapa más simbolista es Perseguint la il·lusió (Persiguiendo la ilusión, 1903; fondo MNAC). En 1906 se marchó definitivamente a vivir a Madrid, donde se dedicó al mundo de la docencia y realizó trabajos por encargo, principalmente monumentos, obras muy diferentes de las que había realizado en Barcelona.
Su producción artística, iniciada en un estilo más académico, evolucionó hacia el Modernismo, estilo que adquirió más fuerza durante su estancia en París. De su obra destacan sobre todo las figuras desnudas, con el realismo de las encarnaciones pero dotadas de una gran delicadeza y rodeadas de un aire melancólico.
En 1907 trabajó en la decoración escultórica del Palau de la Música Catalana (1905-1908; Palau de la Música, 4-6), del arquitecto L. Domènech i Montaner, con el espectacular grupo escultórico de la fachada, La cançó popular (La canción popular), en el que las figuras se confunden y mezclan con el propio conjunto.
Fue académico de la Real Academia de San Fernando, y a partir de 1925, director de la Escuela Española en Roma. También hay algún monumento suyo en América, por ejemplo, el Monumento a Mariano Moreno, en Buenos Aires.