La Casa Milà de Antoni Gaudí, también conocida como La Pedrera, fue un encargo de Pere Milà i Camps y su mujer, Roser Segimon. Construida entre 1906 y 1912, representa una ruptura, tanto de tipo formal como estructural, respecto a las viviendas del Ensanche. La clave de su proeza técnica reside en el hecho de que la construcción se sostiene sobre un entramado de pilares que genera una planta libre y que la fachada de piedra autoportante no se apoya sobre el resto de la construcción, entre otras innovaciones. Su singularidad y su valor patrimonial y artístico quedan ampliamente acreditados con su inclusión en el catálogo del Patrimonio Artístico de la ciudad de Barcelona en el año 1962, con la declaración de Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional por parte del Gobierno de España en el año 1969, y con la consideración de Bien Cultural del Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 1984 por su valor universal excepcional.
Abierta al público como Centro Cultural hace más de veinte años, actualmente es la sede de la Fundació Catalunya-La Pedrera. En la planta principal, donde antes había la residencia de la familia Milà, encontramos hoy en día un espacio de 1.300 m2 que alberga exposiciones temporales. Este espacio permite observar los techos de yeso y las columnas de piedra esculpidas con motivos ornamentales e inscripciones. La visita al edificio incluye un recorrido por los patios, la azotea, el desván y una vivienda. El Espai Gaudí, situado en el desván, permite ver la estructura de arcos catenarios y alberga a su vez la única exposición interpretativa sobre Gaudí y su obra. En la cuarta planta del edificio se ha instalado el Piso de la Pedrera, que tiene como objetivo mostrar el edificio de la Pedrera en una doble vertiente: su arquitectura y su habitabilidad. Para eso se ha recreado un piso de época, reconstruyéndolo íntegramente con los elementos originales que lo configuraban, para así mostrar como era la vida de una familia burguesa barcelonesa durante el primer tercio del siglo XX.