En la primera década del siglo XX, surgieron en la Gran Llanura húngara una serie de construcciones notables fruto del capital acumulado proveniente de la agricultura y del desarrollo de una densa red ferroviaria. Esto incluye también Csongrád, una ciudad situada a orillas del río Tisza. Las vías del ferrocarril llegaron a Csongrád primero desde el oeste, en 1888, y luego desde el este, en 1906, y en 1903 se construyó un puente sobre el Tisza. Del mismo modo, esta prosperidad económica transformó las necesidades artísticas de la población. Junto a los nuevos gustos burgueses que se desarrollaban con el crecimiento urbano, surgió el nuevo estilo artístico del Modernismo.
En Csongrád se erigieron dos edificios públicos emblemáticos en el período que abarca de 1890 a 1914: una escuela para chicas, construida en los años 1900-1901 y diseñada por Sándor Baumgarten y Zsigmond Herczegh, y una escuela para chicos, construida en los años 1913-1914 y diseñada por Lajos Ybl. En ambas estructuras encontramos los rasgos característicos del Modernismo húngaro. Ello dio lugar a la introducción de un tipo de arquitectura básicamente nuevo en Csongrád, que contaba con un centro urbano rodeado de zonas rurales, parecido a cualquier otro municipio con un tamaño y una historia similares. A finales del siglo XIX aparecieron nuevos materiales de construcción, lo que propició una interacción entre el sector constructivo y los planes de desarrollo urbanístico. Estos cambios vinieron acompañados de cambios sociales que podrían describirse como la urbanización campesina.
La escuela para chicas fue la primera en trasladarse a un nuevo edificio. El diseñador, Sándor Baumgarten, había trabajado con el famoso arquitecto Ödön Lechner, el creador del estilo húngaro del Modernismo, y era su seguidor. Baumgarten creó una fachada pintoresca con hileras de ladrillo y ornamentos de terracota. El aspecto actual de la escuela es el resultado de su reconstrucción y ampliación tras un incendio en 1975.
La escuela para chicos fue una de las principales obras de Lajos Ybl. Fue el primer edificio de dos plantas de la ciudad, impresionante pero sin intimidar, con un diseño funcional a la vez que ricamente decorado. La mayólica vidriada y colorida, que podría haber sido producida por un fabricante de la zona, recuerda el estilo particular de Lechner, pero la estructura limpia, los detalles inspirados en el arte popular, las maderas talladas y los motivos de los esgrafiados son similares al estilo arquitectónico de la generación post-Lechner, los llamados "jóvenes arquitectos", seguidores de Károly Kós.
Se construyeron otros dos edificios públicos en estilo modernista. Uno fue la casa de baños Farkas o Eszes, con ornamentos escultóricos de estuco. La diseñó Adolf Varga, un arquitecto de la ciudad de Kecskemét, y se construyó en los años 1904-1905. El otro edificio fue la casa consistorial, construida en 1908 con decoraciones de estuco de estilo húngaro y gabletes decorativos. Por desgracia, la fachada principal de este último perdió sus rasgos modernistas al ser reconstruido durante los años 1970.
Además de los edificios públicos, también se construyeron varios edificios residenciales en estilo modernista, con decoraciones en estuco y cerámica. La planta de las viviendas públicas de Csongrád se caracteriza por tener forma de L, y las fachadas están acabadas con gabletes y parapetos. La rica ornamentación refleja la urbanización del mundo campesino, ya que en la arquitectura popular de Csongrád las fachadas no solían decorarse. La presencia de ornamentación en estilo modernista húngaro, además de la decoración con cerámica y estuco de los edificios, indican un giro hacia una urbanización moderna.
Como hemos comentado, se podría decir que estos edificios ponen de manifiesto la tendencia a la urbanización campesina. A su vez, se integran en el paisaje urbano y reflejan perfectamente las características locales. Merece, pues, la pena comparar los pequeños y grandes detalles de estas casas y edificios públicos, su ornamentación y rasgos arquitectónicos, y también merece la pena preservarlos y documentarlos para la posteridad, para que podamos sentirnos legítimamente orgullosos de nuestro patrimonio arquitectónico. Finalmente, hay que señalar que, además de formar parte del entorno cultural particular de Csongrád, estos edificios son también parte importante del patrimonio nacional.
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